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Hoy he vivido una Eucaristía muy intima y particular.
Mis pasos me llevaron a la parroquia de San Gonzalo porque necesitaba pedirle a mi Virgen de La Salud una petición muy importante y de vital desarrollo, y derramar allí mis oraciones. Alguien la necesita, y necesito, que Ella, ofrezca su manto protector y su advocación mas presente que nunca.
Y me encontré con la celebración del primer día de Triduo de la hermandad del Rosario del Barrio León. Decidí quedarme y participar de la Eucaristía. No sabia quien seria el sacerdote celebrante.
Poca gente en la Iglesia, las habituales abuelas de la feligresía de San Gonzalo y contados hermanos y hermanas de medallas al cuello. Me extraño ver en el banco de la Junta de Gobierno, a su hermano mayor acompañado solamente de tres personas mas, intuyo que oficiales de Junta de Gobierno.
Mucho merito tienen las hermandades de Gloria viviendo sus días de forma humilde y tirando hacia delante con los de siempre... y se pueden contar con los dedos de las manos.
Observe que el Reverendo Padre que oficiaba el solemne Triduo era el Mariólogo D. Giovanni Lanzafame y decidí quedarme. Iba para tener (y la tuve) mi conversión con La Virgen de La Salud, pero algo dentro de mi me invito a quedarme y escuchar su palabra.
Y que Eucaristía tan agradable y entrañable!!!!. Se nota su amor por María, por la madre de Dios.
La homilía se desarrollo entre los bancos de la parroquia, a capela, sin micrófonos ni altar. Su altar era el pueblo que allí estábamos, poquitos, pero encantados de su mensaje. Tal vez porque éramos pocos y escasos, decidió bajar y estar a la altura de los pies de la asamblea.
Hizo un recorrido por la historia de las advocaciones de la Virgen que se aparecieron en el tiempo, incluidas la Virgen del Rosario y la Virgen de La Salud.
Su cultura se pone de manifiesto cuando sin papeles ni chuletas ofrece los datos y fechas de esos años y cuenta con todo lujo de detalles las apariciones y sus consecuencias. Y todo con una palabra sencilla y directa, llena de contenido y Evangelio.
Si tenéis, Callejuelos amigos, la ocasión de escuchar las palabras de éste sacerdote, hacerlo. No tenemos precisamente en nuestros tiempos, celebrantes que de forma tan brillante, sean capaz, de tener y ofertar, a través de la palabra, una enriquecedora expocisión del mensaje del Señor y de La Virgen.
Me despedí de la Virgen de La Salud recordándole y rogándole que interceda por quien la necesita mas que nunca, y en esa necesidad, va incluida la mía.
Espero y deseo que mi bendita madre de la Salud me ofrezca ese consuelo.
Dios te Salve María. Madre de La Salud.
Mis pasos me llevaron a la parroquia de San Gonzalo porque necesitaba pedirle a mi Virgen de La Salud una petición muy importante y de vital desarrollo, y derramar allí mis oraciones. Alguien la necesita, y necesito, que Ella, ofrezca su manto protector y su advocación mas presente que nunca.
Y me encontré con la celebración del primer día de Triduo de la hermandad del Rosario del Barrio León. Decidí quedarme y participar de la Eucaristía. No sabia quien seria el sacerdote celebrante.
Poca gente en la Iglesia, las habituales abuelas de la feligresía de San Gonzalo y contados hermanos y hermanas de medallas al cuello. Me extraño ver en el banco de la Junta de Gobierno, a su hermano mayor acompañado solamente de tres personas mas, intuyo que oficiales de Junta de Gobierno.
Mucho merito tienen las hermandades de Gloria viviendo sus días de forma humilde y tirando hacia delante con los de siempre... y se pueden contar con los dedos de las manos.
Observe que el Reverendo Padre que oficiaba el solemne Triduo era el Mariólogo D. Giovanni Lanzafame y decidí quedarme. Iba para tener (y la tuve) mi conversión con La Virgen de La Salud, pero algo dentro de mi me invito a quedarme y escuchar su palabra.
Y que Eucaristía tan agradable y entrañable!!!!. Se nota su amor por María, por la madre de Dios.
La homilía se desarrollo entre los bancos de la parroquia, a capela, sin micrófonos ni altar. Su altar era el pueblo que allí estábamos, poquitos, pero encantados de su mensaje. Tal vez porque éramos pocos y escasos, decidió bajar y estar a la altura de los pies de la asamblea.
Hizo un recorrido por la historia de las advocaciones de la Virgen que se aparecieron en el tiempo, incluidas la Virgen del Rosario y la Virgen de La Salud.
Su cultura se pone de manifiesto cuando sin papeles ni chuletas ofrece los datos y fechas de esos años y cuenta con todo lujo de detalles las apariciones y sus consecuencias. Y todo con una palabra sencilla y directa, llena de contenido y Evangelio.
Si tenéis, Callejuelos amigos, la ocasión de escuchar las palabras de éste sacerdote, hacerlo. No tenemos precisamente en nuestros tiempos, celebrantes que de forma tan brillante, sean capaz, de tener y ofertar, a través de la palabra, una enriquecedora expocisión del mensaje del Señor y de La Virgen.
Me despedí de la Virgen de La Salud recordándole y rogándole que interceda por quien la necesita mas que nunca, y en esa necesidad, va incluida la mía.
Espero y deseo que mi bendita madre de la Salud me ofrezca ese consuelo.
Dios te Salve María. Madre de La Salud.