oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Domingo de Ramos, el mismo ritual, todo fue igual que ayer, allí nada cambia, solo las fechas del año, la misma ilusión, el mismo deseo, el mismísimo orgullo de sentirte costalero de Herodes y ser llamado por Los Villanuevas.
Seis de la tarde en la plaza de la Encarnación, se reparten los relevos, Manué empieza a pasar lista porque Antoñito viene con Gracia y Esperanza de San Roque y llegara más tarde, Fabiani reparte los trabajos y a las siete todo el mundo arriba en San Juan de la Palma.
Llega Manué con Antoñito, silla que sirve de improvisado atril, y otra ves el mismo ritual, estampa de otros tiempos, el capataz hablándole a su cuadrilla, y Antoñito que rinde homenaje al padre y maestro por sus XXV años al frente de la cuadrilla, empieza la tarde con pellizco gordo, las palabras emocionadas de Manolo Villanueva a su hijo, y a su gente, y un recuerdo emocionado para los que hicieron grande esta cuadrilla y ya no se encuentran entre nosotros.
Manolo llama al trabajo, a la responsabilidad de que ser costalero de Herodes y mantener el estilo no es tarea fácil, hay que hacer las cosas muy bien, como siempre, hay que conservar el privilegio de ser llamado a filas en Herodes, hay que morir debajo de las trabajaderas, hay que seguir demostrándolo en cada chicotá.
Un recuerdo invade mi mente, Fran Narbona no está, arriba en el salón, y en ese cuartito del fondo faltaba después de 30 años un costalero, una ausencia comentada y recordada, lo vuelvo a buscar como cada año pero ya no estaba, era una realidad, una triste realidad.
Entre Ángel, Fonfu, Betanzo, Camacho, Laguillo, Cabeza, Acha, Mariano, Roldan, etc, etc, etc... no lo veía, era cierto, Fran Narbona ya no estaba físicamente con nosotros, solo quedaba, que no es poco, su recuerdo, sus años de bordar el toreo costalero, una ausencia dolorosa, un recuerdo que no se me olvidara mientras mi Domingo de Ramos sea éste.
Y llega la hora.... paseazo de sombrerazo y todo se acabo, un paseo brutal, de raza y poderío costalero, un año más Herodes dejo patente su sello y su personalidad, un estilo que hace que el costalero se sienta costalero, un forma de disfrutar sufriendo, un orgullo importante, el ser costalero de Villanueva, un maestro, un capataz de verdad.
Y antes de terminar, una opinión muy personal mis queridos amigos de Mi Callejuela, quiero deciros que apunten el nombre con fina punta de la verdad mas absoluta de un hombre, se llama Antoñito Villanueva, un "niño" que está llamado a ser el más grande que la historia de las cofradías tuviera jamas, sin ojanas ni aleluyas, de ley, de verdad, lo suyo el pasado Domingo de Ramos fue una insultante muestra de categoría en los martillos, sus formas y maneras tienen que convertir a Manolo en el padre más feliz del mundo, Antoñito está tocado con la varita mágica de los grandes, las lecciones a lo largo de toda su vida y su afición lo han llevado a ser a tan temprana edad un maestro precoz de los martillos, impresionante el magisterio que ofreció toda la noche al mando de Herodes, increíble!!!!, no se puede contar con palabras, hay que vivirlo, y yo, tengo el alto honor y el privililegio de ser su costalero, un niño que he visto crecer, y que he visto formarse y doctorarse como un autentico catedrático del martillo.
Que pedazo de Domingo de Ramos Antoñito!!!!!!.
Y otro años más, cuando todo termina llegaron las maravillosas albóndigas y los comentarios de la jugada, unas copas y un ambiente extraordinario, la satisfacción del deber cumplido, la despedida porque al dia siguiente queda otra pelea gorda, unos al Soberano Poder de San Gonzalo, otros al Tiro de Linea, y otros a Santa Marta, y no existe mejor manera de afrontar el lunes santo que dando un ejemplo de categoría como cuadrilla, con los amigos y con la gente que trabaja por derecho.
Hasta el año que viene Herodes sin Dios lo quiere.
oooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
ooooooooooooooooooooooooooooooooo
oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
No hay comentarios:
Publicar un comentario