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Cuando José María Jiménez era Hermano Mayor del Rocío de Triana, y yo andaba, bueno... -andar lo que se dice andar mucho como que no-, por esos caminos y vereas que nos llevan al lado de nuestra Chiquetita hasta la Madre de Dios, observaba el raudal de cariño que éste hombre tenia para todos, desde el peregrino de mochila hasta al del taco, para todos tenia una sonrisa, una palabra, los buenos días, un cante por sevillanas, bajarse del caballo y marcarse unas ídem, una copa, una tapa, en definitiva, contemplaba su humildad, su cercanía, su preocupación por todos, y mi admiración y respeto en torno a su figura crecía cada día más, veía en José María, unos valores de antaño perdidos hoy en la sociedad de nuestros días, era su parte más humana, esa que diferencia al "señor" del "individuo", esa que hace grande a las personas y al hombre.
Y tuvo que ser mí Soberano Poder y La Virgen de La Salud quien uniera y sellara ésta bendita amistad de nuestros días, y eso, en aquellos momentos donde yo vi a ese hombre llorar agarrado a la cintura del Soberano Poder, y a su señora, Angelines, derramar lágrimas por su cara al lado de La Virgen de La Salud con los alfileres de Ella en su mano como cual Camarera celestial, me demostraron y ratificaron todo el contenido que está familia lleva dentro.
Aquello fue el principio de una fiel y sana amistad, primero conocer su faceta mas honesta y de principios en aquellos caminos, y después, su lado mas intimo y cristiano viendo su veneración a aquellos que habitan en el Barrio León.
Y me gano para siempre, lo que vi, hasta entonces no lo había visto nunca a nadie en tanta medida, llevando el ancho cordón oro al cuello y al pecho que precia al Hermano Mayor del Roció de Triana, y desde entonces, y para siempre, será mí por siempre Hermano Mayor de Triana.
El pasado sábado nos invito a su morada mas soñada a un día de campo a unos amigos, a su ilusión mas atrevida, al retiro del guerrero, a "Melo", su finca imaginada, donde corren por encinas y tierras junto a sus toros, sus vacas, sus caballos, lo mas importante, el paso de su vida entera reflejado en "Melo", y junto a su inseparable Angelines, su retiro más preciado al lado de los suyos, de sus hijos y nietos, y se le ve en el rictus de su la cara, su felicidad son los suyos, su gente, su sangre.
Enhorabuena Maestro y gracias por tu generosidad y tu amistad, no todos los días tiene uno el privilegio de sentirse amigo de un ser tan especial como tú.
Y fundamentalmente, a quien quiero como a la niña de mis ojos, aquella que sirvió de puente en mi amistad con el maestro, a mi querida Ángela, ella para mí no tiene palabras que puedan definir nuestro cariño, me lo ha demostrado cuando más lo he necesitado, ella es la "culpable" de todo, te quiero mi niña, para ti y para mi quedan tantas y tantas cosas....
Estás fueron las primeras palabras y sentimientos que me salieron y quería compartir con todos "Mis Callejuelos" para definir lo que fue un día de campo en la Finca de "Melo", un guiso de papas guisa con costillas de mi primo Jesús que quitaban el sentío, una sopa de tomate de otro Jiménez, del Lolo, que estaban extraordinarias, de unas cocretas de Angelines que eran galácticas y unos mejillones aliñaos dentro de su propia hábitat que fue lo mejor del día.
Y para colmo, y lo que fue el principio del fin de mi sobriedad, un cocktel marca de la casa, "un Tita Angelines", un no se qué muy fresquito y maravilloso, que entraba, como entra, el Soberano en el asilo para ver a sus viejecitos, hasta la cocina!!!!, uffff.... y a las horas empiezas a notar sus efectos brillantes....
José María, Angelines, Lolo, Chico, Ángela, Ana, GRACIAS.
En fin, un día de amigos, en amigos y en familia, volcamos cofradías, fuimos unas pocas de veces al camino, arreglamos juntas de gobiernos, nos reímos, cantamos, bailamos, comimos, bebimos, ¿que más se puede pedir? lo mas cercano a la felicidad, así fue el día.
Ahí van unas fotos del día de autos.
Y tuvo que ser mí Soberano Poder y La Virgen de La Salud quien uniera y sellara ésta bendita amistad de nuestros días, y eso, en aquellos momentos donde yo vi a ese hombre llorar agarrado a la cintura del Soberano Poder, y a su señora, Angelines, derramar lágrimas por su cara al lado de La Virgen de La Salud con los alfileres de Ella en su mano como cual Camarera celestial, me demostraron y ratificaron todo el contenido que está familia lleva dentro.
Aquello fue el principio de una fiel y sana amistad, primero conocer su faceta mas honesta y de principios en aquellos caminos, y después, su lado mas intimo y cristiano viendo su veneración a aquellos que habitan en el Barrio León.
Y me gano para siempre, lo que vi, hasta entonces no lo había visto nunca a nadie en tanta medida, llevando el ancho cordón oro al cuello y al pecho que precia al Hermano Mayor del Roció de Triana, y desde entonces, y para siempre, será mí por siempre Hermano Mayor de Triana.
El pasado sábado nos invito a su morada mas soñada a un día de campo a unos amigos, a su ilusión mas atrevida, al retiro del guerrero, a "Melo", su finca imaginada, donde corren por encinas y tierras junto a sus toros, sus vacas, sus caballos, lo mas importante, el paso de su vida entera reflejado en "Melo", y junto a su inseparable Angelines, su retiro más preciado al lado de los suyos, de sus hijos y nietos, y se le ve en el rictus de su la cara, su felicidad son los suyos, su gente, su sangre.
Enhorabuena Maestro y gracias por tu generosidad y tu amistad, no todos los días tiene uno el privilegio de sentirse amigo de un ser tan especial como tú.
Y fundamentalmente, a quien quiero como a la niña de mis ojos, aquella que sirvió de puente en mi amistad con el maestro, a mi querida Ángela, ella para mí no tiene palabras que puedan definir nuestro cariño, me lo ha demostrado cuando más lo he necesitado, ella es la "culpable" de todo, te quiero mi niña, para ti y para mi quedan tantas y tantas cosas....
Estás fueron las primeras palabras y sentimientos que me salieron y quería compartir con todos "Mis Callejuelos" para definir lo que fue un día de campo en la Finca de "Melo", un guiso de papas guisa con costillas de mi primo Jesús que quitaban el sentío, una sopa de tomate de otro Jiménez, del Lolo, que estaban extraordinarias, de unas cocretas de Angelines que eran galácticas y unos mejillones aliñaos dentro de su propia hábitat que fue lo mejor del día.
Y para colmo, y lo que fue el principio del fin de mi sobriedad, un cocktel marca de la casa, "un Tita Angelines", un no se qué muy fresquito y maravilloso, que entraba, como entra, el Soberano en el asilo para ver a sus viejecitos, hasta la cocina!!!!, uffff.... y a las horas empiezas a notar sus efectos brillantes....
José María, Angelines, Lolo, Chico, Ángela, Ana, GRACIAS.
En fin, un día de amigos, en amigos y en familia, volcamos cofradías, fuimos unas pocas de veces al camino, arreglamos juntas de gobiernos, nos reímos, cantamos, bailamos, comimos, bebimos, ¿que más se puede pedir? lo mas cercano a la felicidad, así fue el día.
Ahí van unas fotos del día de autos.
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