domingo, 14 de febrero de 2010

CARTA ABIERTA DE MARIANO LOPEZ MONTES.


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A Jose Luis Nosea Vaquerizo y Alejandro García Nieto (Mayordomos de la Sagrada Lanzada, sanitarios y amigos).

Porque hoy todos vestimos la negra túnica de la pena, porque tu ausencia de ahora en adelante caerá con toda la fuerza del recuerdo cuando una tarde cualquiera nos acerquemos a San Martín. Porque nos preguntaremos, cual ha sido la premura de ese Dios que muerto cada Miércoles Santo ha tenido para pediros cuentas a vosotros sus mayordomos que desde hacia tiempo les arreglabais la maltrecha economía, para que un año más, el gran galeón gótico, volviera a navegar por las calles de esta Sevilla.
Alejandro y Jose Luis, Jose Luis y Alejandro, gestores de junta de gobierno a la heterodoxa manera, siempre lejos de las estéticas tradicionales, que muchos desde una visión un tanto monocroma, promulgan como norma de fe, y comportamiento cofrade.
Jose Luis, hoy te has ido para siempre, Alejandro, tu marchaste hace tres meses a ese viaje que todos queremos realizar lo más tarde posible.
Ambos cogisteis esa tarjeta de embarque desde diferentes, estaciones, uno desde la aséptica cama de hospital que gestionabais, Jose Luis casi sin darse cuenta desde la gradas del Sánchez Pizguan donde disfrutando o sufriendo con los colores del sentimiento, se te partió el corazón .
Porque este año, la Virgen del Buen Fin en sus delicadas manos de niña, que vive por la Alameda, llevará prendido el pañuelo del dolor, la esperanza, o tal vez la nostalgia de todos los que tuvimos la suerte de conoceros.
Porque hoy todos vestimos esa sotana crema y ese antifaz de raso rojo, que tanta ilusión nos causaba en la infancia, cuando vuestro paso gigantesco, avanzaba con los sones de aquella antigua policía armada.
Porque vuestra presencia, permanecerá siempre unido al recuerdo de todos los que os conocimos, con el eterno presente de nuestros más bellos sueños de niño.

Vuestro amigo: Mariano


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Verdaderamente es una pena, los dos han sido compadres, hasta pra irse a la Casa del Padre. Como personas excelentes, como mayordomos, INMEJORABLES.
Alguna vez, pensé, cuando estos señores dejen la Junta, vaya papelón que tienen los mayordomos siguientes. Ahora que vuestra ausencia será eterna, más complejo se me hace dilucidar el futuro, pues no podreis aportar vuestra experiencia, sociego, ganas, y exquisito trato.
Me uno a las palabras de Mariano.
Los hermanos de San Martín tenemos el corazón roto, como nuestro Cristo. El Señor es sabio y nos dio a la Esperanza, La Divina Enfernera, vuestra Virgen, si os ha llamado ella, es porque busca buenos compañeros de trabajo en el Cielo.

Saludos

Anónimo dijo...

que descanse en paz

Anónimo dijo...

que descansen en paz los dos y les doy el pesame a sus familias, lo siento muchisimo porque aparte de buenos mayodordomos de su hermandad eran muy buenas personas Que dios os tenga en su gloria junto a mi hijo manolo, descansad en paz