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Otro mundo, no seré yo el que le ponga el adjetivo, pero sí distinto y diferente. Retrotraer en el tiempo los trabajos de La Puerta Osario, las cuadrillas obedientes, los costaleros disciplinados. La voz firme y siempre justa de Manolo Villanueva.
Sus formas, su impronta, su aroma a Capataz del mas puro tarrito de las esencias del trabajo de la vieja escuela. Su personalidad y capacidad. El trato y las maneras, todo es en Capataz, porque ser capataz requiere de unas formas que se pierden con los tiempos -desgraciadamente- y que Los Villanuevas las conservan, y Manolo las abandera.
El Maestro es el Maestro, no cabe duda, fuera de cualquier discusión, pero... todo se lo ha enseñado al "niño" y....
Con el Maestro, junto a el, Antoñito, sangre de su sangre. Y aquí no tengo compás, entrego la cuchara. Insultante su magisterio a pesar de la lozana juventud. Valiente y atrevido. El Costalero cierra los ojos y escucha al "niño", y viaja en el tiempo hasta creer que va debajo de aquella cuadrilla de La Puerta Osario que tantos hombres de cofradias dejaron en las trabajaderas. Este "niño" es otra historia, ni lo puedo ni lo quiero remediar. El Costalero se siente Costalero a sus ordenes y escuchándolo de forma muy especial.
Que Domingo de Ramos volvimos a vivir la gente de los Villanuevas en Herodes!!!!.
Estas son las cosas que te hacen sentirte privilegiado en los pasos. Villanuevas/Herodes, o Herodes/Villanuevas, no lo se, y no lo se, porque para mí -con perdón- no tendría sentido una cosa sin la otra, lo único que se, es que el que lo vive, saborea las cosas de distinta manera. Y de sabores costaleros sabe bien y mucho la cuadrilla de la gente buena y valiente de San Juan de la Palma.
Manuel Villanueva. El Capataz con más vergüenza de bien que he conocido en las Cofradías y su trabajo de alta escuela de otros tiempos. Herodes. La Cuadrilla que abandera un estilo en los pasos. Y Antoñito. Un "niño" que está llamado a escribir con letras de reconocido prestigio su ilustre apellido para las generaciones venideras.
Y me vendrán ahora con ojanas y aleluyas, lo siento, es mi sensación, mis sentimientos. Con ellos aprendí cuando era un niño. Y es de bien nacidos agradecer y reconocer la verdad. Y así es. Empecé practicamente con ellos siendo un chaval, y hoy, me siento afortunado y orgulloso. Paseon grande y gordo el de ayer. Otro más. Y van.... da igual, muchos, muchos años ya.
Sus formas, su impronta, su aroma a Capataz del mas puro tarrito de las esencias del trabajo de la vieja escuela. Su personalidad y capacidad. El trato y las maneras, todo es en Capataz, porque ser capataz requiere de unas formas que se pierden con los tiempos -desgraciadamente- y que Los Villanuevas las conservan, y Manolo las abandera.
El Maestro es el Maestro, no cabe duda, fuera de cualquier discusión, pero... todo se lo ha enseñado al "niño" y....
Con el Maestro, junto a el, Antoñito, sangre de su sangre. Y aquí no tengo compás, entrego la cuchara. Insultante su magisterio a pesar de la lozana juventud. Valiente y atrevido. El Costalero cierra los ojos y escucha al "niño", y viaja en el tiempo hasta creer que va debajo de aquella cuadrilla de La Puerta Osario que tantos hombres de cofradias dejaron en las trabajaderas. Este "niño" es otra historia, ni lo puedo ni lo quiero remediar. El Costalero se siente Costalero a sus ordenes y escuchándolo de forma muy especial.
Que Domingo de Ramos volvimos a vivir la gente de los Villanuevas en Herodes!!!!.
Estas son las cosas que te hacen sentirte privilegiado en los pasos. Villanuevas/Herodes, o Herodes/Villanuevas, no lo se, y no lo se, porque para mí -con perdón- no tendría sentido una cosa sin la otra, lo único que se, es que el que lo vive, saborea las cosas de distinta manera. Y de sabores costaleros sabe bien y mucho la cuadrilla de la gente buena y valiente de San Juan de la Palma.
Manuel Villanueva. El Capataz con más vergüenza de bien que he conocido en las Cofradías y su trabajo de alta escuela de otros tiempos. Herodes. La Cuadrilla que abandera un estilo en los pasos. Y Antoñito. Un "niño" que está llamado a escribir con letras de reconocido prestigio su ilustre apellido para las generaciones venideras.
Y me vendrán ahora con ojanas y aleluyas, lo siento, es mi sensación, mis sentimientos. Con ellos aprendí cuando era un niño. Y es de bien nacidos agradecer y reconocer la verdad. Y así es. Empecé practicamente con ellos siendo un chaval, y hoy, me siento afortunado y orgulloso. Paseon grande y gordo el de ayer. Otro más. Y van.... da igual, muchos, muchos años ya.
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